Queridos
chicos:
Recuerdo
a vuestra promoción de una manera especial y lo hago con mucha
emoción. Pasé con vosotros los dos primeros cursos de la etapa de
Secundaria como profesor de Lengua y como tutor del grupo B. Fueron
años de intenso trabajo y dedicación, no exento de buenísimos
ratos de risas e ironías, o de pequeñas salidas al pasillo (sí
vale, en algún caso más que salidas, estancias). Aprendimos juntos
los unos de los otros con el propósito de conseguir lo mejor de
nosotros mismos que, con el paso de estos años, se ha visto que ha
sido mucho.
Quiero
despedirme de vosotros con dos mensajes: el primero, movido por la
celebración este año del IV Centenario de la muerte de Cervantes,
con el ruego de que nunca os olvidéis de que el espíritu de Pedro
Poveda debe ir siempre con vosotros, así como el espíritu de la
justicia fue siempre con Don Quijote; y el segundo, un mensaje de
esperanza para el camino que hacia Ítaca ahora vais a emprender.
Que
la suerte os acompañe.
ÍTACA
Cuando
emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.
Pide
que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.
Ten
siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Ítaca te enriquezca.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Ítaca te enriquezca.
Ítaca
te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque
la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas.
P.
Cavafis.